Este jarrón creado por mi madre en 1.994 mientras asistía a la Universidad Popular de Las Palmas de G.C., siempre me atrajo, me fascinó. Ella decía que no le gustaba mucho, que le encontraba muchos fallos, pero sus imperfecciones lo hacen único e irrepetible, según mi opinión.
Cuando lo veo no puedo apartar la vista de él durante un gran rato, y claro, tenía que hacerle una foto, que menos.
Mientras preparaba todo, la única certeza era que la luz debía ser la misma que existe en el sitio donde se encuentra, otra cosa que no fuese así lo sacaría...